DESLECHADO
Deslechado,
sin una gota de néctar
en mis testículos,
felado
sin piedad por tu boquita
de hacendosa y buena niña de su casa.
Ordeñado
de modo exhaustivo
por una diosa
y servido por ella.
Todavía
me preguntas
como me siento
mientras sonríes y golosa
te relames los labios.
Parecieras
querer más en tu garganta
pero no,
no tengo más.
Te lo has llevado todo.
Me siento
como un globo
aerostático
(más ligero que el aire,
si se puede).
Ajeno
a todo
como un recién nacido.
Es esta la muerte,
esa pequeña muerte
de la que hablan
los franceses.
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